Durmiendo en el infierno
- Carlos Alfredo

- 15 nov 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 13 jul

Duermo en el infierno cada noche;
saber que, cuando yo despierte llevado del pánico,
no estarás para calmar mi tristeza.
Tuviste que ser tú;
febrero imprudente, inoportuno y feroz un catorce ofreciste,
inevitablemente una rosa para ti, encontré;
yo, sabiendo que no debo, junto a él imprudente fui.
¿Cómo no desearte?
sí frente al espejo, desnuda y mirándome,
una sonrisa dejaste escapar.
Uno; dos; tres y ese soy yo,
tan ingenuo como uno y dos,
pero hermanos a la vez,
más de tercero voy, como el mismo daño colateral,
que, por torpeza y suerte,
contra el amor y la locura tropecé,
sin saber porque,
juntos caminamos y de la mano siempre estaremos.
Más; tarde comprendí,
que el amor ciego es
y capaz de cometer cualquier locura.



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