Y la Muerte Fumó
- Carlos Alfredo

- 22 jun
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 13 jul
Me senté en una banca mientras me fumaba un cigarro, sin darme cuenta. La muerte se había sentado a mi lado.
-Tardaste, le reclame a la desgraciada.
Ella me arrebató el cigarro y fumó un poco.
- Aun no vengo por ti, pero como siempre eres tan ansioso y piensas seguido en mí, quise pasar a saludar.
Le arrebate el cigarro y lo apague
- Ni la muerte me quiere – sonreí irónicamente
Ella suspiró y agachó la cabeza con resignación
- ¿Puedes al menos dejarme descansar un poco? – ¿Sabes? no eres el único que piensa en mí, de por si es fastidioso tener que andar yendo y viniendo, como para que quieras acapararme en tus pensamientos.
- ¿No puedes mejor pensar en Dios o el diablo?
- Dios, es muy bueno para escuchar deseos egoístas y el diablo nunca da nada sin pedir algo a cambio - me quejé
- ¿Y yo debo de cargar con tu miseria? Contestó – escondiéndome la sonrisa.
Saqué otro cigarro y lo encendí.
Ella me lo arrebató y lo aventó lejos.
Y también eres tramposo, me dijo. - Tus vicios no te harán apresurar las cosas.
¡Maldición, era astuta la muerte!
- Está bien, dejare de pensar en ti, pero no dejes de pasar a saludar de vez en cuando, me gusta sentirte cerca para recordar que aun quiero vivir un poco más.
- Que extraño eres, sonrió mientras se desvanecía en las sombras de mis pensamientos.
Charles Bukowski




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